Revolución Egipcia, Lobos Mansos y Lecciones Aprendidas‏

Por el Pastor Aneury Vargas

 


 Queridos amigos y amigas,

Supongo que algunos de ustedes se acordarán del poema del inmortal poeta nicaragüense Rubén Darío, titulado “Los Motivos del Lobo”, en el que se narra, a modo de fábula rimada, la historia de cómo San Francisco de Asís logró convertir a un lobo rapaz en un cristiano humilde.

 

La fábula cuenta que el lobo convertido no permaneció en sus caminos “cristianos” por mucho tiempo.  Una de las estrofas del magistral poema reza:

Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.

 

Me parece que esta estrofa describe en términos más que apropiados la experiencia del pueblo egipcio en los últimos 2 meses.  Como lobos mansos,   los egipcios vivieron sometidos por siglos a la autoridad de reyes, colonizadores y dictadores. El espíritu guerrillero y aventurero de los demás árabes no ha calado tanto en este país, que resulta ser la nación más poblada del mundo árabe.  Pero todo esto cambió, aparentemente de la noche a la mañana, cuando el 25 de enero miles de jóvenes se congregaron para exigir democracia.

 

El “lobo dulce, manso y bueno” desapareció de los corazones de los egipcios, especialmente de los jóvenes, y 11 días después lograron derrumbar un régimen que durante 31 años no les había dado oportunidad de considerar otras opciones.  Aunque las protestas fueron relativamente pacíficas (si uno las compara con lo ocurrido en otros países de Medio Oriente), decenas de oficinas del partido de gobierno y de destacamentos de la policía fueron incendiados y destruidos por los civiles. Durante esos días, muchos establecimientos comerciales fueron saqueados por delincuentes que se aprovecharon de la situación.

 

Ante la incertidumbre de lo que pudiera ocurrir y para protegerlos de peligros potenciales, muchas embajadas comenzaron a evacuar a sus ciudadanos, y la Embajada de República Dominicana fue una ellas.  Cuando la situación se estaba poniendo “color de hormiga” nuestra embajadora, la Sra Gabriella Bonetti, nos ordenó salir de nuestra casa y refugiarnos en la embajada hasta que fuimos sacados del país. 

 

Tres días después salimos del Cairo rumbo a Atenas en un avión fletado por el gobierno mexicano para evacuar a sus nacionales.  El gobierno dominicano había hecho arreglos para que los pocos dominicanos que estábamos hospedados en la embajada pudiéramos viajar con la delegación mexicana. 

 

Todo fue muy rápido.  Anita, los niños y yo salimos con la ropa que teníamos puesta, con una sola maleta para los cuatro y un par de bultos de mano.  Además cargábamos muy poco dinero porque los bancos estaban cerrados y los cajeros automáticos no estaban funcionando.  Estuvimos 3 días en Grecia, donde la amable cónsul dominicana en Atenas, la Sra Genoveva Bernard y el secretario-tesorero de la Misión Adventista Griega nos recibieron con mucha amabilidad y cortesía.  Casi todo el tiempo que estuvimos allí estuvo lloviendo y hacía un frío intenso.  Por cortesía de un pastor filipino y otro rumano, pudimos conocer algunos lugares de esta histórica ciudad. 

 

Luego bajo la dirección de los líderes de nuestra iglesia fuimos trasladados al Líbano, donde permanecimos unas 2 semanas en las instalaciones de la universidad adventista en las afueras de Beirut, un campus tan verde y precioso que cuando Abdiel lo vio me dijo “Papi, estamos en República Dominicana!!” (Así como Colón pensó que había llegado a la India, Abdiel pensaba que había llegado a la UNAD).

 

 Por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, tuvimos el gozo de regresar a nuestro hogar en El Cairo el 16 de febrero.  Durante nuestro éxodo recibimos cientos de e-mails y mensajes de Facebook, además de varias llamadas de amigos, familiares y de líderes de nuestra iglesia desde diferentes partes del mundo, pero en especial de República Dominicana y  de la División Interamericana.  Sentimos el cariño, el apoyo y las oraciones de muchos de ustedes durante este tiempo.   De paso, hay varios de esos e-mails que no he respondido todavía, pero espero hacerlo pronto.

 

El país está más o menos tranquilo, pero no es realista decir que las cosas están totalmente normalizadas. Aun se siente cierta tensión en el ambiente, sin embargo nos sentimos relativamente  seguros.  Por otro lado, aunque estuvieron unidos durante los días de la “revolución” en contra del régimen, desafortunadamente cristianos y musulmanes se han visto envueltos en varios enfrentamientos recientemente que se han cobrado la vida de varias personas de ambos grupos.  El gobierno interino, dirigido por una junta militar, está haciendo todo lo posible por mantener la paz y el orden en medio de la incertidumbre actual.

 

En este país se está celebrando un referéndum para decidir si se aprueban o no ciertas modificaciones que están supuestas a crear una constitución más democrática.  Los próximos meses también serán decisivos, pues se celebrarán elecciones presidenciales y congresionales libres (se espera) por primera vez en toda la historia de Egipto.  Para los interesados en darle seguimiento al tema, los siguientes son los links de tres de los periódicos egipcios que tienen ediciones en inglés.  Allí podrán leer de parte de periodistas egipcios sobre los acontecimientos de este país y de otras naciones de Medio Oriente.

http://weekly.ahram.org.eg/    http://www.almasryalyoum.com/en  http://www.egyptdailynews.com/

 

Quisiera dedicar la última parte de mi mensaje a compartir algunas lecciones prácticas y espirituales que hemos aprendido de toda esta situación:

 

1.       Ten tu pasaporte siempre listo y a mano porque no sabes cuándo te tocará viajar: Cuando nos tocó salir de la casa tuvimos que decidir con premura las pocas cosas que podíamos llevarnos, y por supuesto los pasaportes fueron la prioridad.  Todo lo demás podía quedarse.  Aunque gracias a Dios nos les ocurrió nada, unos amigos británicos no pudieron salir de Egipto porque tenían sus pasaportes expirados.  Otro misionero norteamericano tuvo problemas para salir porque había perdido su pasaporte.  Lo evacuaron hasta Chipre sin pasaporte, pero luego se quedó varado allí varias semanas hasta que su consulado le pudo conseguir un pasaporte nuevo.  Nuestra relación con el Señor Jesucristo es como nuestro pasaporte al Reino de Dios.  Podemos descuidar esta conexión con el Salvador dejándola perder o expirar, porque no sabemos cuándo nos tocará viajar, es decir no sabemos cuándo será la gloriosa venida de Cristo o cuando nos sorprenderá la indeseada pero inevitable visita de la muerte, después de la cual ya no hay nada que se pueda para cambiar nuestro destino eterno.

 

2.       Sé siempre un buen embajador o embajadora de tu Soberano. Muchos de nuestros amigos extranjeros aquí en Egipto nos han manifestado su asombro y admiración al enterarse de todo el cuidado que el personal de nuestra embajada tuvo de nosotros durante estos turbulentos días.  Algunos nos han dicho que nos envidian pues no recibieron el mismo trato de sus embajadas.  La señora embajadora ha representado dignamente su país y a su soberano.  No solamente nos hospedaron en las instalaciones de la embajada, sino que nos proveyeron de alimentos durante estos días.  La Sra Bonetti también interpuso sus buenos oficios para que consiguiéramos en un par de horas la visa del Líbano, cuyo proceso normalmente tarda varios días.  Todos los gastos fueron cubiertos por la embajada.  Como no había tiempo para conseguir también la visa para Grecia, nuestra embajadora se aseguró de que la cónsul dominicana en Grecia nos recibiera en el aeropuerto para procesar la visa tan pronto como llegáramos.  Nos sentimos muy agradecidos y orgullosos de nuestra embajadora y del presidente que ella representa.  El Apóstol Pablo nos recuerda en 2 Corintios 5:20 que los creyentes son embajadores de Cristo en este mundo.  Es nuestro privilegio y deber representarlo dignamente de tal modo que los no creyentes puedan ver al Salvador en nuestras vidas y se sientan atraídos hacia Él.

 

3.       Para proveernos de lo que necesitamos el Señor tiene mil maneras de las cuales no conocemos ninguna.  Puesto que salimos del país, de manera apresurada, prácticamente sin ropa y con muy poco dinero en las manos, y siendo que no teníamos la menor idea de cuándo podríamos regresar, nos preguntamos cómo nos haríamos.  La respuesta no se hizo esperar.  El Señor utilizó varios instrumentos para proveernos más de lo que necesitábamos.  No solo fuimos bendecidos materialmente, sino que recibimos el cariño de miembros de nuestra familia adventista mundial.  Durante esos días disfrutamos del amor, la hospitalidad y la cortesía de hermanos de Grecia, Rumania, Filipinas, Noruega, la India, Canadá, Hungría y hasta de una dominicana que nos encontramos en el Líbano!!!

 

4.       Nuestra autoridad debe emanar de nuestro carácter y no de nuestro puesto. Aquellos que ocupan algún tipo de posición de autoridad o responsabilidad deben asegurarse de que su autoridad emane de su influencia sobre los corazones y la mente de la gente.  Si diriges con despotismo y manipulación, y sólo con la autoridad que te confiere tu puesto, la gente celebrará con MUCHO gozo cuando te vayas.  Los verdaderos líderes son extrañados, respetados y amados aún después de que han abandonado su posición.  Los tiranos son prontamente olvidados (excepto por aquellos que se beneficiaban personalmente del régimen).

 

5.       Aprendamos de los errores y virtudes de los demás. Un par de semanas antes del derrocamiento del presidente egipcio, protestas similares habían logrado deponer al presidente de Tunisia, otro país árabe en el Norte de África.  Cuando algunos periodistas egipcios comenzaron a establecer paralelos entre el caso de Tunisia y el de Egipto, los periodistas de los medios de comunicación del gobierno (radio, televisión y periódico) dijeron que los casos eran totalmente diferentes y que no había por qué temer que ocurriera lo mismo.  Decidieron cerrar los ojos ante la realidad y su confianza propia los hizo presas más fáciles del fracaso.  Siempre necesitamos aprender de los errores ajenos.  En lugar de creer que lo que ocurrió a otros no nos pueda pasar a nosotros, debemos reconocer que tal posibilidad sí existe y que necesitamos, por lo tanto, tomar medidas de precaución.  Como dijera alguien, “cualquier tonto puede aprender de sus propios errores, los sabios aprenden de los errores de los demás”.

 

6.       Necesitamos actualizarnos y no subestimar la importancia de las cosas que no comprendemos.  El derrocado presidente egipcio es un veterano de guerra, un ex comandante de las fuerzas aéreas egipcias que peleó contra Israel en la última guerra antes de que se firmara la paz con el estado judío.  Probablemente él estaba preparado militarmente para enfrentar a quien tratara de derrocarlo con armas convencionales.  Pero su derrocamiento no ocurrió por medio de las armas.  Los jóvenes revolucionarios se habían estado organizando a través de Facebook, Twitter y mensajería móvil, medios de los que probablemente el gobernante de 82 años no sospechaba por no estar muy familiarizado con las nuevas tecnologías.  Cuando el gobierno decidió bloquear los servicios de internet y telefonía móvil, ya era muy tarde, ya el palo ´taba da´o.  Moraleja, necesitamos actualizarnos.  No importa cuánto creamos saber sobre nuestra área de estudio, siempre necesitamos aprender más.  Necesitamos actualizar nuestros conocimientos.  Es falta de sabiduría creer que ya no necesitamos aprender nada más.  “Los que creen que tienen todas las respuestas, es porque no conocen todas las preguntas”.  Otra lección que podemos aprender es que las tentaciones del enemigo no siempre vendrán de frente y de manera abierta, con frecuencia aparecerán de manera muy sutil y de fuentes de las que no sospechamos nada.  Mantengámonos escondidos siempre en la Roca y tomemos medida de precaución para no caer en las trampas de Satanás.

 

7.       El apoyo humano es condicional e inestable, sólo Dios es confiable.  El depuesto presidente egipcio gobernó durante tres décadas con el apoyo y la protección de Estados Unidos y Europa.  El régimen era, después de Israel, el más fiel aliado y más protegido por Occidente en Medio Oriente, pues se  consideraba que era mejor tener un hombre fuerte al mando que permitir que este país estratégico llegara a convertirse en república islámica al estilo de Irán.  Cuando comenzaron las protestas el departamento de estado anunció públicamente su apoyo al presidente. Sin embargo, tan pronto como las potencias occidentales previeron la inevitable caída del régimen, rápidamente cambiaron de bando y demandaron al presidente (lo que nunca hicieron en 30 años) que permitiera la democracia en el país.  Como decimos los dominicanos, al pobre hombre “le sacaron los pies” y de la noche a la mañana uno de los hombres más respetados y temidos se convirtió en prófugo, cuyo paradero hasta ahora permanece desconocido. Aunque es bueno contar con el apoyo de nuestros amigos y familiares, nunca debemos olvidemos que el único que estará siempre con nosotros para defendernos y protegernos es nuestro Señor.  Los seres humanos somos inestables.   

 

Tan pronto como regresamos del Líbano, me dediqué a visitar a mis miembros de iglesia.  Algunas veces Abdiel me acompaña en tales ocasiones.  Una tarde, camino a la casa de uno de os hermanos, pasamos frente a uno de los muchos tanques de guerra que fueron desplegados por todo el país.  Abdiel me preguntó “Papi, ¿qué es eso?”.   Le dije que era un tanque de guerra.  Me miró sorprendido y confundido y luego me dijo: “No, Papi, eso es un tractor”.  Yo traté de explicarle, pero el insistía que eso era un tractor. 

 

No habiendo visto uno antes, el no tenía manera de entender qué era un tanque de guerra y lo relacionó con lo que más se le parecía: un tractor.  Después de mi fracaso al intentar explicarle a Cindy el concepto del bautismo un par de meses antes, decidí no usar más argumentos con Abdiel y dejarlo con su opinión de que lo que él vio era un tractor. Me acordé de las palabras del Señor Jesús a Pedro “lo que hago, no lo entiendes ahora, pero lo entenderás después” (Juan 13:7).

 

Me pregunto cuántas veces el Señor habrá intentado hacernos entender el por qué de  algunas cosas, pero nuestro limitado entendimiento y nuestra ignorancia nos incapacitan para comprender todas sus sendas.  A veces es mejor caminar por fe agarrados de Su poderosa y amante mano sin intentar comprender todos los misterios de la vida.  Cuando Abdiel crezca algún día le explicaré otra vez lo que es un tanque de guerra, cuando estemos en el Reino, estoy seguro que el Señor nos explicará cosas que ahora no podemos comprender.  Mientras llega ese glorioso día cantemos con Steve Green:

 

Yo no necesito ver el plan

Yo no necesito el final

Todo lo que necesito es

Seguirte Señor y hacer tu voluntad 

 

 

 

Aneury Vargas

 

 

Aneury Vargas es pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

Actualmente está en Egipto como misionero